Hoy he conocido el proyecto solidario " Ángeles sin cielo" de la Universidad de Huelva.
En él participa un viejo amigo de mi adolescencia.
Tiene como fin principal ofrecer a los educadores de los campamentos de refugiados saharauis, estrategias y claves para atender a los niños con necesidades especiales.
La profesora que coordina el proyecto destaca que el papel de la mujer saharaui es fundamental en la sociedad de los refugiados: es la que consigue la alimentación, la que cría a los niños, la que mantiene la casa y, además, trabaja. El hombre, si está en edad de luchar, combate contra Marruecos en la frontera de los territorios ocupados; si no, realiza labores de mecánica, esencialmente.
En las escuelas son ellas fundamentalmente las que ejercen como maestras. Aunque algunas no tienen demasiada formación, otras han estudiado fuera del continente africano. Pero la falta de recursos materiales y de herramientas formativas hace mella en el sistema educativo de los campamentos.
El proyecto Ángeles sin cielo fue distinguido en 2009 con el Premio Huelva Joven a la Solidaridad del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), que valoró su labor comprometida y sensibilizada con las realidades más desfavorecidas.
Los niños saharauis disfrutarían con mi perro Rocki si tuvieran la oportunidad de conocerlo, pues para nosotros, es un ángel.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario