BODAS DE PLATA

Tal día como hoy, hace 25 años, estaba todo preparado para mi boda con Jose : mi vestido corto, blanco roto, de seda, comprado por mi madre pocos días antes; los adornos del pelo; los zapatos; mi ramo de flores ( aún recuerdo el olor de los nardos).

Mi amigo y compañero Ángel había convencido al juez para que me casara sin tener que ponerme la toga. A cambio, él subiría a estrados con su sobrio traje negro.

Teníamos concertado que a las 9 de la mañana pasaríamos por la Secretaría del Registro Civil para firmar junto con los testigos ( mi padre y mi cuñada Maricarmen) el Libro de Familia que nos entregarían una vez finalizado el acto.

Era la última noche que pasaría en casa de mis padres, con mis hermanos, en mi dormitorio-salita de estar, tan soleado, tan cómodo para estudiar y estar con amigos...

No recuerdo un especial nerviosismo pues llevaba mucho tiempo con Jose pero mis padres sí lo reflejaban en sus rostros.

Mi perro, por aquel entonces, era Polo.
Faltaba mucho para que Rocki formara parte de mi nueva familia.