jueves, 2 de junio de 2011
PLAQUETTE
En mi ciudad esta semana se celebra la XXXVII Feria del Libro, decana de Andalucía.
He ido a varias presentaciones pero la que más me ha gustado ( entusiasmado para ser más correcta) es la de Ediciones en Huida, en concreto la plaquette de Lorenzo Ortega al que tuve la suerte de conocer en el Bar cultural 1900.
Su obra: Ante el minotauro, fue magníficamente presentada por su editor y reproduzco la semblanza que figura en su web:
Con un título que desvela sin recato ni pudor el posicionamiento y la actitud del autor, esta obra es un hermoso ejercicio de íntima revelación, "Me enamoré de Teseo, el héroe/ tengo miedo al Minotauro./ Porque todavía soy joven, nómada/ y ermitaño" Subyace la fuerte personalidad del poeta que se despoja de lo superfluo para congraciarse con lo esencial, "Sólo escribo por amor, literalmente/ -soy así de osado y usado-". Sin embargo la verdadera cohesión y solidez del discurso lírico de Ante el minotauro, se halla en la levedad que de manera imperiosa y aglutinante destila. Subordinando cualquier atisbo de duda a la decidida vitalidad de las pasiones, "Dominará a la bestia/ quién le introduzca su mano en la boca/ y le acaricie los surcos del paladar". La pasión como luz y oscuridad. Ambivalencia que soporta la cadencia menos juiciosa, la que experimenta el vértigo de lo inalcanzable y no por ello menos vital, "He alambrado mis órganos/ y de noche los descoso para ser feliz/ sin que nadie me vea/ de qué sirve". Y así el retorno al lugar no nombrado y, sin embargo más sentido, más verdadero, "Ya vuelvo a mirar detras de mis silla/ detras de mi cuello al sentir/ que he cruzado otra vez/ el umbral prohibido".
Desde el concepto ancestral del mito, Teseo y Minotauro conviven en el poeta. Dos realidades que se superponen una a la otra sin preponderancia definida. Un hondo atavismo se hace carne de gozo y sufrimiento, "Asas de barro para agarrar tu espina dorsal/ puntas de flecha para grabar mi signo en tus/ rodillas". En el proceso de identificación entre símbolo y existencia, Ariadna "Tantos hilos de Ariadna/ como trayectorias posibles/ para salir de aquí" y los siete sacrificios "Me vence la curiosidad/ abro la puerta prohibida:/ siete amantes de sangre/ me esperan", son imágenes que favorecen y consolidan la construcción de un mitema dentro de la propia obra como núcleo central del amor. En la misma orientación que señalara Vicente Aleixandre en su bellísima obra, "La destrucción o el amor", Lorenzo Ortega nos ofrece la savia destructora y floreciente de un mismo afán emocional: asir el amor como inexpugnable fortaleza frente a la muerte.
A Rocki le gustaría conocer a Lorenzo.
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